Hoy en día todos tenemos unos conocimientos mínimos sobre la nutrición y la dieta equilibrada pero, ¿cómo influye realmente la alimentación sobre la actividad física?

Una dieta adecuada optimizará el rendimiento físico, lo podríamos considerar como un segundo entrenamiento.

La nutrición es un proceso inconsciente e involuntario en que se recibe, transforma y utiliza las sustancias nutritivas (sustancias químicas más simples) que contienen los alimentos. No es lo mismo ingerir alimentos para satisfacer el apetito que suministrar al organismo sustancias para mantener la salud, la eficacia física y ejecutar las tareas básicas y cotidianas.

La nutrición es consecuencia de la alimentación, es decir, de los alimentos que componen la dieta y de su proporción. Por este motivo la alimentación se considera saludable cuando es adecuada, placentera, equilibrada, variada y suficiente, acompañada de la práctica habitual de ejercicio físico. Son claves en la prevención y control de muchas enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, algún tipo de cáncer, artrosis, osteoporosis y algunas otras relacionadas con la salud mental.

Sin embargo no siempre se asocian ni potencian los beneficios de una alimentación ajustada y correcta con el ejercicio de la actividad física. Es habitual que por ejemplo, cuando se pretende bajar el peso, se adopten solo cambios o medidas de hábitos ligados a la alimentación y su cantidad y menos a incrementar la actividad física.

Por otro lado, se deben aumentar las necesidades nutricionales en la actividad física, la ingesta energética tiene que ser suficiente y se determina en función del deporte practicado y las horas de entrenamiento. La ingesta adecuada para el deportista es la que mantiene un peso corporal adecuado para el óptimo rendimiento y maximiza los efectos del entrenamiento. Por el contrario, especialmente las mujeres, no cubren las necesidades energéticas, sobretodo en forma de hidratos de carbono (pasta, arroz, pan, patata, etc.), esto conlleva a una pérdida de tejido magro y deficiencias de micronutrientes.

Los deportistas necesitan conocer estas necesidades para poder cubrirlas. Cada individuo debe cubrir unas necesidades energéticas diferentes, y estas variaran además en distintos periodos y tipo de entrenamiento que se esté realizando.

Llevando una vida físicamente activa produce numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos para la salud. Hay relación entre la actividad física y la esperanza de vida y está claro que hacer ejercicio de forma regular y «estar» en forma física, es decir ser un persona físicamente activa, proporciona un evidente bienestar y sensación de salud, que se traduce en una mejor calidad de vida. Por el contrario, lo que está demostrado es que el sedentarismo supone un factor de riesgo para el desarrollo de numerosas enfermedades crónicas.

Ahora que hemos pasado una temporada de fiestas y excesos puede que sea el momento de empezar un nuevo reto, con la finalidad de mejorar o mantener la salud, o para obtener un máximo rendimiento. Conocer los efectos de la nutrición sobre la condición física, así como las peculiaridades y estrategias dietéticas a seguir, es imprescindible para poder orientar sobre una adecuada alimentación, minimizando los efectos negativos que el entrenamiento produce en nuestro cuerpo y optimizando la recuperación postejercicio.